Tengo una amiga muy bajita, pero muy simpática, que se va a vivir a Huesca. Le han dado una plaza de ginecóloga. Bueno, de hecho, esas cosas no las dan. Se ha pegado académicamente con toda España para conseguirla. Le he hablado muy bien del pueblo; perdón, la ciudad. Seguro que hará amistades rápidamente, la cuidarán maravillosamente y lo pasará genial.
Y la pregunta es: ¿Qué tengo yo en Huesca? ¿Qué se me ha perdido allí? Bueno, son dos preguntas. Para responder a ellas debo remontarme al verano de 2006. Prometo ser breve. Ese verano fui a Londres. Se supone que iba solo y terminé con tres acompañantes: un autoinvitado, una invitada del autoinvitado y una invitada de la invitada del autoinvitado. Que tiene testículos la cosa.
![Catedral de Huesca [foto: Rusticae]](https://oscarazalbloc.files.wordpress.com/2010/05/catedral-huesca.jpg?w=379&h=286)
Catedral de Huesca [foto: Rusticae]
Algunos de mis fenómenos oscenses favoritos son acabar desayunando en grupo en casas ajenas después de la fiesta (y que tu amiga te llame para que vuelvas a comer), que la gente te hable y te integre en el grupo como uno más (lo cual te lleva a las casas ajenas) y despertar un interés extra por ser el nuevo o el forastero esporádico (lo cual también te puede llevar a casas ajenas). Lo de ir cada tres o cuatro meses ayuda a mantener el estatus de forastero esporádico.
Resumiendo; si algún día me encuentro sin dinero, sin rumbo y sin amor, iré a Huesca, dónde seguro que me acogen, porque ese pueblo mola (ciudad).
Retroenllaç: Mis niñas internacionales « Visc en un bloc