Bob Esponja Pantalones Cuadrados.

Aunque el verano comenzase oficialmente el martes pasado, hace ya un tiempo que llegó el calor, como bien anuncia cada año el Corte Inglés a partir de abril-mayo. ¿Será que el Corte Inglés controla mejor las estaciones que los meteorólogos?

Puede ser que estéis pensando: “Te hemos calado, quieres usar a Bob Esponja para hablar de Fondo de Bikini i seguir con la famosa operación preveraniega“. Pero estaréis pensado mal; cosa que algunos hacemos por defecto (o virtud).

Es cierto que vuelven los complejos y las prisas para ir al gimnasio. Y fijémonos en que la gente va al gimnasio para hacer deporte (vestida), pero no van a hacer unos largos en la piscina (en bañador). Pues claro, el deporte es la fase previa a la piscina; no tendría sentido ejercitarse desnudo mostrando lo que se pretende ocultar.

Pero ya se ha hablado mucho sobre este tema. Yo evoco a Bob Esponja por sus pantalones. Hace unas semanas descubrí que sólo tengo dos pares de pantalones cortos, que si están bien planchados pueden parecer cuadrados. Aunque no es la misma cuadradez que la de los pantalones de Bob Esponja. Cosa que, por otro lado, no importa realmente a nadie.

Para mi desgracia pude recordar, sin haberlo comprobado todavía, que uno de los pares lleva una rasgadura considerable dónde la espalda pierde su noble nombre a causa de una maniobra de salvación de una pelota en los campamentos del verano pasado. Es decir, hace un calor que te mueres en la calle y yo con un solo par de pantalones cortos. Es cierto que tengo algunos turcos, vulgarmente conocidos como cagados, que son igual de frescos, pero menos versátiles. En según qué sitios no conviene ser demasiado hippy.

O sea que estos días estoy sufriendo la obligación de vestir tejanos largos. De éstos tengo en cantidades ingentes porque un hermano, un primo y un primo de mi primo van antes que yo en la cadena hereditaria de ropa familiar y en su día me hice con un arsenal. A lo mejor mañana me pongo en la plaza y me saco unos euros con los de colores repetidos, que no me iría mal.

Además, he descubierto, con gran asombro, que tengo muchas camisas de manga corta, pero pocas camisetas. Bueno, tengo las camisetas de los campamentos, dos o tres de cada año; pero no me apetece ser un hombre anuncio de mayo a septiembre.

Resumiendo, mañana estaré en el mercadillo. Si no es comprando algunos trapos, será vendiéndolos.