Señoras a las puertas del metro

Cartel del metro en Japón.

La gente que va en metro son, por definición, salvajes sin educación. A veces es difícil sobrevivir allí si no eres uno de ellos, más que nada porque te despiertan los instintos y terminas en prisión.

Vamos a fijarnos en un espacio muy reducido: las puertas. Miden poco más de un metro y cobran protagonismo pocos segundos en cada parada, pero suceden tantas cosas dignas de pena capital entre ellas. Yo me voy a limitar a los clásicos.

Primero tenemos las señoras (porque en el 90 % de los casos son señoras, las cosas como son) que se amontonan donde creen que va a quedar la puerta. Ves a todo el mundo relajado por el andén y ellas mirándolos con desdén, como si les hubieran intentado robar el bolso. Además miran de reojo, intentando disimular, lo cual queda más descarado aún si cabe. Lo más grave es que si la puerta no queda donde esperaban, se unen para placar a quién esté en el sitio correcto.

Inconveniente 1: Empujarlas cuando llega el tren es ilegal. Aunque siempre puedes calcular mejor que ellas y poner cara de criminal para que no se atrevan a placarte. No es mucho, pero reconforta.

Después son las mismas que cuando se abren las puertas forman una barrera humana y avanzan agresivamente. Así dificultan el flujo de entrada y salida y paralizan el tren unos segundos. El problema es que hay señoras en todas las paradas y al final de la línea se han perdido varios minutos.

Inconveniente 2: Ponerles la zancadilla para que se partan los dientes o darles un puñetazo también es ilegal. Pero plantarte en medio de la puerta sin dejarlas pasar y esperar a que salga el último para salir tú viéndolas sufrir porque no tienen fuerza para apartarte no tiene precio.

Por último, cuando llegan a su destino —o medio minuto antes—, aprietan el botón de apertura compulsivamente aunque el tren no esté parado o no haya luz verde. Lo realmente odioso es que se cansan de darle justo cuando se tiene que apretar y miran alrededor con cara indignada hasta que tú le das un suave y acertado toque que abre las puertas. Ellas demuestran su gratitud embistiendo de nuevo, pero hacia afuera.

Inconveniente 3: Gritarles que son imbéciles y tratar de enseñarles el correcto funcionamiento del sistema es tan inútil como ellas y además conseguirán que tú parezcas el maleducado.

Apunte: Sujetarlas para que se atasquen entre las puertas y se revienten contra el túnel cuando el tren arranque también es ilegal.

One thought on “Señoras a las puertas del metro

  1. Retroenllaç: Colocón en el metro « Visc en un bloc

Què n'opines?

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

Esteu comentant fent servir el compte WordPress.com. Log Out /  Canvia )

Twitter picture

Esteu comentant fent servir el compte Twitter. Log Out /  Canvia )

Facebook photo

Esteu comentant fent servir el compte Facebook. Log Out /  Canvia )

S'està connectant a %s

Aquest lloc utilitza Akismet per reduir els comentaris brossa. Apreneu com es processen les dades dels comentaris.