Que trata de la polémica ley y las repercusiones que ha tenido su aplicación.

No he hecho un estudio profundo sobre el tema ni he hablado con una cantidad de personas suficientes para considerarlas una muestra estadística que permita sacar conclusiones generalizables, pero creo que la nueva ley antitabaco ha sido un éxito, tanto en concepto como en aplicación.

Hace un mes muchos fumadores se enfurecieron y reclamaron sus derechos después de años sin siquiera plantearse si los no fumadores tenían derecho a ir al bar o discoteca que quisieran sin que les prohibieran respirar aire limpio.

Desde hace un mes se puede escoger restaurante por la calidad o el precio y no por si se puede fumar en él ―lo que favorece la restauración de calidad―, ya hace un mes que los guarros pueden llevar la misma ropa de un sábado noche dos días más sin que se note y que los limpios pueden seguir oliendo bien, hace un mes que los fumadores hacen amigos hablando en la terraza y no enemigos quemando camisas en la pista de baile.

La mayoría de los fumadores que conozco se han adaptado bien a la ley y algunos hasta bromean diciendo que les sirve para ahorrar; no en tabaco, sino en cafés. Si hay que sacrificar un vicio, está claro cual. Creo que la ley es buena, después de todo, ya nadie habla de ello ―excepto yo.