Mañana es San Valentín y puede que mensajeros llamen a vuestras puertas con flores, lo que me lleva a pensar lo fácil que es en este país abrir una puerta.
En este país puedes entrar en cualquier bloque de pisos sin tener la llave y sin ser cerrajero de una forma muy simple: usando el interfono. Hay tres estrategias distintas que, de mayor a menor engaño, son las que siguen.
El mayor engaño es hacerse pasar por “El cartero”, imitando esa musiquilla ascendiente hasta la e. Es poco sutil porque el cartero es como la madre, no hay más que uno, y canta mucho que vuelva a pasar. De este engaño nació esa conocidísima película llamada El cartero siempre llama dos veces.
La segunda estrategia, más aceptable, es fingir traer “Correo comercial”, también con musiquilla. De estos realmente pueden llamar varios, cada cual con su propaganda, por lo que el infiltrado pasa más desapercibido.
Por último, una fórmula infalible y que evita la mentira es ser “Yo”. Todo el mundo es yo desde su perspectiva y en todas las casas hay yos o yoes (ambas formas aceptadas), por lo que el inquilino abre encantado.
si vius en una mansió enorme amb càmares i vigilants de seguretat com es el meu cas, això no passa…
Però llavors no pots gaudir d’aquesta entrada com tota la classe mitjana que s’hi veu identificada. Com t’agradaria ser pobre en aquests moments…
jo sóc dels de jo.
¿Eres tú?